lunes, 22 de abril de 2013

chinaltecos segun la unam


CHINANTECOS (TSA JU JMI).
La población
Los chinantecos se reconocen a si mismos como tsa ju jmi, "gente de palabra antigua". Su lengua pertenece al grupo Otomangue y presenta grandes diferencias dialectales que hacen difícil la comunicación entre sí e impiden establecer una división lingüística exacta.
La profusión tonal es la característica más peculiar de este idioma. Las palabras chinantecas constan generalmente de una sílaba, cuyo significado varía según el tono con que se pronuncie; dicha silaba puede constar desde una sola vocal hasta dos consonantes, o de una vocal y un "saltillo" o interrupción del sonido. No existe distinción en el género y número del referente, lo cual aumenta su complejidad. La importancia de este rasgo en la diferenciación de las palabras y la estructuración de los enunciados, se evidencia en el hecho de que los hablantes de esta lengua utilizan un sistema de silbidos para comunicarse a distancia.
Algunos investigadores mencionan la existencia de 16 dialectos producto de las particulares circunstancias históricas del grupo, entre ellas su cercanía con grupos zapotecos, cuicatecos, mazatecos y mixes del norte de Oaxaca.
Aparte del nombre que asumen como etnia, en cada una de las comunidades existe una autodenominación que va precedida del vocablo tsa, dsa o dlla —según sea la variante dialectal—, que significa gente y se combina con otras palabras que hacen referencia a un origen común. De esta manera, los chinantecos de Ojitlán son tsa ko wi, "gente con un mismo pasado", y los de Valle Nacional son dsa go, "gente de una misma raza". Además, en cada área existen diversos términos para nombrar a los chinantecos de otras regiones; por ejemplo, los de la región baja se refieren a los de Usila como tsa ji', "gente agria", y a los de la alta como tsa tso ki, "gente de monte". A pesar de estas denominaciones utilizadas como una forma de diferenciación regional, y de la fragmentación lingüística presente en su idioma, los chinantecos se reconocen como antiguos pobladores de la Chinantla, comparten el mismo origen y muestran una fuerte cohesión social.
De acuerdo con Censo de población de 1990, el total de la población chinanteca ascendía a 131 752 individuos; de ellos, 22 652 pertenecían al grupo etáreo de cero a cuatro años, y 109 100 eran mayores de cinco años. Los chinantecos de cinco años y más de edad censados en el estado de Oaxaca, ascendían a 90 322.
El origen del nombre de la región de la Chinantla se asocia al vocablo náhuatl chinamitl, que significa "lugar encerrado o cercado". Este territorio se encuentra a poco menos de 100 km de la ciudad de Oaxaca y abarca 17 municipios ubicados en el noreste del estado. Al norte colinda con Veracruz, al noroeste con la región mazateca, al oeste con la región cuicateca, y al sur y sureste con la zapoteca. De los 17 municipios, 14 podrían considerarse como el corazón de la Chinantla, debido a que desde la época prehispánica están habitados por población predominantemente chinanteca; ellos son: San Juan Bautista Tlacoatzintepec, San Pedro Sochiapan, Ayotzintepec, San Felipe Usila, San José Chiltepec, San Lucas Ojitlán, Santa María Jacatepec, San Juan Bautista Valle Nacional, San Juan Lalana, San Juan Petlapa, Santiago Jocotepec, San Pedro Quiotepec, San Pedro Yolox y Santiago Comaltepec. En los otros tres municipios los chinantecos comparten el territorio con otros grupos étnicos: en San Juan Comaltepec y Santiago Choapan, conviven con zapotecos, mientras que en San Juan Bautista Atatlahuca lo hacen con los cuicatecos. En términos distritales, la región chinanteca abarca dos municipios del extremo oriente del distrito de Cuicatlán, seis del de Tuxtepec, cinco de Choapan, uno de Etla y tres de Ixcatlán. Los municipios del distrito de Cuicatlán pertenecen a la región de la Cañada, los de Tuxtepec y Choapan a la del Papaloapan, también reconocida como la región del Golfo, y los de Ixtlán y Etla a la sierra Juárez.
El territorio en su conjunto presenta una variabilidad enorme y se encuentra separado de las regiones vecinas por grandes cadenas montañosas. Es bañado por dos importantes ríos, el Tesochoacán, al que fluyen los ríos Cajonos, Chiquito y Manso, y el Papaloapan, con sus afluentes Santo Domingo, Valle Nacional y Santa Rosa o Usila. De acuerdo con sus características ecológicas, el área se divide en dos subregiones, la parte alta y la baja. La Chinantla alta se ubica en la sierra Juárez y comprende a los tres municipios del distrito de Ixtlán y al de Etla. La Chinantla baja está formada por los 13 municipios que se encuentran en la cuenca del Papaloapan, pertenecientes a los distritos de Tuxtepec, Choapan y Cuicatlán.
En la zona baja los climas varían del subhúmedo cálido y muy cálido al húmedo semicálido y húmedo templado; la precipitación pluvial alcanza los índices más elevados de todo el país, con precipitaciones de 1 000 a 4 000 mm, y temperaturas medias anuales de 16 a 21°C. La mayor parte del territorio presenta alturas que van de los 80 a los 1 200 msnm, si bien se encuentran altitudes de hasta 3 000 msnm en los puntos colindantes con la sierra Juárez y la región de la Cañada. La vegetación es muy densa, dominada por árboles que miden de 15 a 30 metros, algunas de las especies que se encuentran son el palo de agua, caoba, guayabo volador, sombrerete, capomo, palo mulato y chicozapote.
En la Chinantla alta el clima es frío, propio de una región montañosa que va de los 1 000 a los 2 400 msnm, y que en algunos puntos puede alcanzar altitudes hasta de 3 000 msnm. El área está cubierta por bosques de pino-encino, en tanto que los límites con la Chinantla baja se encuentra el bosque mesófilo de montaña. Existe una vegetación arbórea densa localizada en las laderas húmedas de las montañas; las especies más comunes son pino, oyamel, madroño, encino, aile y zacatón. Los bancos de neblina y las lluvias son frecuentes durante gran parte del año; la temperatura media del mes más caliente es superior a los 18°C, mientras que la del mes más frío alcanza los 0°C.
Las características ecológicas de la Chinantla han determinado que prácticamente no exista una estación seca, por lo que se ha desarrollado una riquísima variedad de flora y fauna, que incluye numerosas especies vegetales y que se refleja en la compleja clasificación etnobotánica de este grupo. Pese a lo anterior, las tierras son de baja calidad; sólo 5% de ellas pueden catalogarse dentro de las de humedad de primera, 15% son incultivables y 80% son de temporal de segunda. Esta situación se debe en gran medida al tipo de suelo, a las pendientes que forman las zonas montañosas y a los deslaves provocados por las aguas de lluvia, así como por los procesos de deforestación, tan agudos en los últimos 40 años.
En forma similar a lo que sucede en otras etnias de Oaxaca, entre los chinantecos subsiste la economía de prestigio, caracterizada por la redistribución de la riqueza por medio de las mayordomías y el compadrazgo, donde el prestigio se logra por la participación en esas estructuras y no por los niveles de acumulación. De esta manera, se desarrollan diversas actividades económicas, en las que la producción agropecuaria de autosubsistencia es la parte central de la economía, al ser el medio que proporciona los satisfactores básicos. En este tipo de actividades prevalece el trabajo familiar no retribuido, donde el trabajo doméstico femenino juega un papel vital en las duras faenas cotidianas.
Por otra parte, la interacción cada vez mayor con los grupos mestizos ha dado como resultado que los chinantecos participen de manera simultánea en la economía de mercado. Los canales de participación incluyen la agricultura comercial a través de la producción directa o el arrendamiento de tierras, el comercio, el desempeño de actividades asalariadas como el peonaje agrícola, o bien, la presentación de servicios diversos como choferes, albañiles, carpinteros, maestros, etcétera.
Pese a las situaciones tan adversas que han vivido los chinantecos, como la construcción de la presa Cerro de Oro en la región baja, que implicó la inundación de sus mejores tierras agrícolas, y la consecuente reubicación de la población en un medio ambiente desconocido con terrenos de peor calidad, ellos siguen cultivando sus productos básicos bajo patrones propios de las etnias mesoamericanas. En la parte baja existe el tipo de cultivo de temporal en primavera-verano, y el de "tonamil" o humedad en otoño-invierno. Los sistemas de trabajo agrícola incluyen la labranza de una parcela con trabajo familiar y jornaleros sin tierra. En las tierras comunales se trabaja "en sociedad", es decir, el trabajo y la producción se distribuyen a partes iguales entre los participantes. Otra forma, conocida como "echar mano", consiste en que el colaborador es retribuido de acuerdo con la cantidad del trabajo desarrollado.
En la Chinantla alta la geografía y la carencia de obras de retención del agua, propician el cultivo de temporal, bajo el sistema de roza, tumba y quema, practicado en las escarpadas laderas de la sierra Juárez. La migración laboral y la actividad forestal constituyen importantes fuentes de ingresos. Para frenar la exagerada tala clandestina de esta zona y lograr un aprovechamiento más racional del recurso forestal, algunas comunidades serranas zapotecas y chinantecas han creado organizaciones autónomas. Los sistemas de trabajo son similares a los de la parte baja, y existe también una combinación de propiedad privada y comunal. En Yolox funciona un mercado semanal visitado por chinantecos y zapotecos, quienes intercambian sus productos.
En ambas zonas, el principal cultivo es el maíz; en la parte baja en promedio se obtienen de una a dos toneladas por hectárea, mientras que en la región alta los rendimientos son menores. Además de este grano, la producción agrícola se complementa con varios tipos de frijoles, calabaza, chile y chayotes, entre otros. Actualmente se ha incrementado el uso de agroquímicos; sin embargo, las técnicas y utensilios de siembra y cultivo siguen siendo tradicionales.
La mitad de las tierras productivas son utilizadas para cultivos comerciales. Los chinantecos producen estos cultivos en sus terrenos, o bien arriendan tierras a particulares, y participan como jornaleros en la siembra y recolección. Los principales productos son caña, arroz y chile. La producción de tabaco, barbasco y piña, que en un tiempo fue importante, ahora ha perdido competitividad debido a los malos manejos oficiales. En la parte alta y en la región de Choapan, el café constituye el principal cultivo de mercado.
En los huertos familiares se tienen frutales y vegetales, tales como yuca, plátanos, mangos, cocos y cítricos. Asimismo, el manejo etnobotánico es amplio. En un estudio realizado en un ejido cercano a Tuxtepec, se registraron 18 especies de árboles para obtener leña, o para emplear la madera en la construcción, así como 55 plantas silvestres y domesticadas para uso medicinal, y en un solo huerto casero se encontraron 90 plantas comestibles.
La ganadería es importante, principalmente en la parte baja, aunque cabe señalar que los indígenas juegan un papel poco relevante dentro de ella, pues sólo participan en la pequeña ganadería.
La mayoría de los caminos en la Chinantla siguen siendo brechas; las regiones más incomunicadas son las de Cuicatlán y Usila. La carretera Oaxaca-Tuxtepec conecta los tres municipios de Ixtlán con Valle Nacional, Chiltepec y Ojitlán.
La población chinanteca habita en 360 localidades, de las cuales 98.6% son rurales y tienen menos de 1 999 habitantes, y sólo 1.4% son urbanas, registrando una población que va de los 2 500 a los 9 900 habitantes.
El Censo de 1990 registró 20 599 viviendas en los municipios chinantecos, con un promedio de 5.7 ocupantes por vivienda. Los servicios domiciliarios se encuentran por debajo del promedio estatal. Así, mientras que a nivel estatal la cobertura del el servicio de agua entubada es de 58%, en la Chinantla es de 35.6%. En este punto es importante aclarar que no se trata de agua potable, sino, en la mayoría de los casos, del entubamiento del agua de los ríos o manantiales que cubren el territorio chinanteco, y que muchas veces se hallan contaminados por la falta de drenaje y el deterioro ambiental. En lo que respecta al drenaje, a nivel estatal se registró una cobertura de 29.9%, en tanto que en la Chinantla fue sólo del 10.3%. En forma similar, la energía eléctrica presentó una cobertura estatal de 76.1%, mientras que en la zona fue de 57.1%.
Las condiciones sanitarias de la población chinanteca son críticas. Aproximadamente 90% de las familias practican fecalismo a ras del suelo, y el 73% carece de agua entubada. Una encuesta realizada en 1991 por el Movimiento Laico para América Latina (MLAL) en coordinación con los promotores de salud de la Unión de Pueblos Indígenas de la Sierra de Lalana, reveló que en la Chinantla los índices más elevados de desnutrición e insalubridad se registran en la zona de Choapan. En esa área, el 75% de la población menor de 12 años presenta niveles de desnutrición de primer grado, y más del 50% se clasifica en el segundo y tercer grado. Esta cifra representa uno de los promedios más altos de desnutrición severa a nivel nacional. Otro estudio realizado por el Instituto Nacional de la Nutrición "Salvador Zubirán" (INNSZ) mostró que el fecalismo al aire libre es el factor de contaminación ambiental más importante en la incidencia de parasitosis intestinal y enfermedades diarreicas y, por ende, de desnutrición infantil. La presencia de letrinas ha creado otro foco de contaminación fecal debido a su mal funcionamiento y mantenimiento. De ahí que la incidencia de amibiasis y parasitosis registrada entre la población preescolar de la región de Ixtlán fluctúe entre el 24 y el 29%.
Pese a estas desfavorables condiciones, la asistencia médica es bastante deficiente. Los servicios de salud son proporcionados por la Secretaría de Salud, y sólo en la región de Tuxtepec existen algunas unidades médicas rurales del IMSS-Solidaridad y dos unidades del ISSSTE.
En los últimos años, el INI ha impulsado la formación de organizaciones de médicos tradicionales. De esta manera, en 1989 se fundó la Organización de Médicos Tradicionales de la Chinantla (OMTCH), que agrupa a 42 especialistas, y en 1991 se formó la Organización de Médicos Tradicionales de la Región Cañada (OMTIC), que agrupa a 11 terapeutas pertenecientes a los grupos chinanteco, cuicateco y mazateco. Ambas organizaciones tienen como principal objetivo trabajar en forma coordinada con el INI en el fomento, promoción y prevención de la salud individual y comunitaria, así como establecer un intercambio de conocimientos entre las diversas especialidades de la medicina tradicional.



    Chinantecos


    SonrisaChinantecos

    Antecedentes históricos
    La región de la Chinantla, situada al noroeste del estado de Oaxaca, se encuentra habitada aproximadamente desde el preclásico superior. El origen de sus pobladores es desconocido; los restos arqueológicos indican la presencia de núcleos de población que habitaban en cuevas, donde se han encontrado muros con lajas de piedra, dinteles y puertas y en las cercanías de los ríos, en pequeñas viviendas construidas con laja, estuco y tierra.

    La presencia de templos o cues utilizados como centros ceremoniales, donde se supone se sacrificaban prisioneros durante las festividades más importantes del año, permite suponer la existencia de una organización político-religiosa-militar que luchaba por mantener el control de la región ante los embates de zapotecos, mixes, mixtecos y mexicanos. Fueron estos últimos, dirigidos por su hueitlatoani Moctezuma I, quienes conquistaron la Chinantla en el siglo XV, obligando a sus moradores al pago de tributos en especie y a la realización de prácticas religiosas en honor de las deidades aztecas.

    A partir de la conquista española se produjo una mayor desarticulación del grupo, al ser sometidos al sistema de encomienda e incluso a la esclavitud, llegándose a intercambiar a los chinantecos por caballos. Los indígenas fueron obligados a participar en la búsqueda y extracción de oro.


    Ubicación y medio ambiente
    La chinantla (supuestamente del náhuatl chinamitl, "lugar encerrado o cercado"), territorio de residencia de este grupo, comprende fundamentalmente los ex distritos de Tuxtepec, Ixtlán, Cuicatlán y Choapan, y en menor medida el de Etla, todos en el estado de Oaxaca.

    La región, como su nombre lo indica, es efectivamente una fortaleza rodeada por montañas y ríos que dificultaron su acceso durante mucho tiempo. Esta situación probablemente originó las cuatro divisiones existentes:
    1. La Chinantla Central que abarca los municipios de Chiltepec, Jacaltepec, Ayozintepec y Valle Nacional, con la definición lingüística de Hu-me.
    2. La denominada Wah-mi en el ex distrito de Choapan, que comprende los municipios de Petlapa, Lalana y Jocotepec.
    3. La zona norte y occidente, con los que Ojitlán, Usila, Sochiapan y Tlacoalzintepec.
    4. La Sierra Chinanteca, en el distrito de Ixtlán, considerada como la entidad más diferenciada dadas sus características. Pertenecen a ésta: Yolox, Comaltepec y Quictepec.

    El territorio en su conjunto presenta una variabilidad enorme. Es bañado por dos importantes ríos: el Tesochoacán, al que fluyen los ríos Cajonos, Chiquito y Manso, y el Papaloapan, con sus afluentes Santo Domingo, Valle Nacional y Santa Rosa o Usila. La precipitación pluvial, fundamentalmente en el centro y sur, es muy alta, alcanzando 5,000 mm anuales. Hacia el este la precipitación es de 3,000 mm anuales y menor en la zona serrana. Las alturas oscilan entre los 200 y 2,000 metros sobre el nivel del mar, y en algunas regiones del oriente descienden a nivel del mar. En la parte central del área el clima sub-tropical con lluvias monzónicas en verano y en el este el templado, han favorecido el crecimiento de una vegetación selvática en lo que se conoce como la Chinantla Central. Por el contrario, en la Chinantla Serrana, la precipitación y vegetación son propias de regiones áridas.

    Los suelos de una fertilidad poco visual, producen en algunas regiones varias cosechas anuales, pero no son propicios para el cultivo intensivo, dado su escaso espesor con exclusión de los valles y hondonadas donde la capa fértil es mayor.
    Flor de Piña

    Familia chinanteca

    Familia chinanteca

    chinanteco
    tejido chinanteco (detalle)

    Las lenguas chinantecas (Chinantecan), que componen una de las familias de lenguas en el tronco otomangue, se hablan en la parte noreste del estado de Oaxaca (principalmente en los distritos de Ixtlán de Juárez, Tuxtepec y Choapan). Debido, en parte, al terreno montañoso en esta región, existen aproximadamente 14 variedades del chinanteco (no mutuamente inteligibles). Algunas variedades cuentan con más de 10 mil hablantes, pero la mayoría tiene menos. Las variantes más grandes tienen 20 o más pueblos y las más pequeñas sólo dos o tres. La población total es de aproximadamente 70,000 hablantes. El Instituto Lingüístico de Verano ha trabajado en las catorce variantes.

    Mapa de México

    El chinanteco (Chinantec) todavía es la lengua dominante en la mayoría de las comunidades que tradicionalmente lo han hablado, aun entre los niños. No obstante, en algunos pueblos cercanos a las carreteras es más común el español, y por el pequeño número de hablantes en estos grupos y la importancia del español en México, hay la posibilidad de que estas lenguas estén en peligro de extinción dentro de cien años.

    La mayoría de los chinantecos son horticultores; cultivan maíz y frijol para su propio consumo. Por medio de la asistencia del gobierno, muchos usan fertilizantes y semillas híbridas en algunos lugares. También venden café, madera y chiles en cantidades significantes. Igualmente aguacates, cacao, duraznos, tabaco y vainilla se cultivan en algunas partes de la región chinanteca. También, hay industrias en el hogar que producen artesanías como las vasijas de barro, las canastas y los petates (esteras de palma).

    En la mayoría de los pueblos, ninguno o pocos habitantes todavía se visten con la ropa tradicional. Desde tiempos coloniales los hombres llevaban camisas y pantalones blancos. Las mujeres llevaban un huipil (un vestido corto, llevado sobre una falda que llega a la rodilla) cuyo diseño variaba de un pueblo a otro (bordado o tejido, blanco o teñido). En la mayoría de los pueblos donde las mujeres todavía elaboran este vestido tradicional, lo usan principalmente en ocasiones especiales; también lo venden a turistas.

    La palabra que los chinantecos usan para referirse a sí mismos parece significar ‘gente común’ y la palabra para su lengua significa ‘palabras comunes’. En contraste, la palabra que significa ‘lengua española’ parece derivarse de una expresión que significa ‘palabras saladas’ o ‘palabras más altas’ (pero estas traducciones son tentativas).

    Igual que las otras lenguas otomangues, los idiomas chinantecos son tonales; es decir, el tono con que se pronuncia una palabra es de tanta importancia que al cambiarlo, puede también cambiar el significado de la palabra a otro completamente distinto. Los tonos en el verbo son señales importantes de la persona, el número, y el tiempo/aspecto; se combinan en patrones complejos con prefijos y sufijos, y con cambios en las vocales y las consonantes, para producir las más o menos 13 formas de cada verbo. Los verbos de movimiento se distinguen no sólo en la dirección con respeto al hablante sino también en la dirección con respeto al “hogar” de una persona u objeto.

    La mayoría de las raíces son monosilábicas y las palabras tienden a no exhibir consonantes finales. (Algunas lenguas chinantecas permiten más consonantes finales que otras, pero en todas las variedades hay restricciones sobre cuales consonantes pueden ocurrir en posición final.) Como resultado, los préstamos del español frecuentemente se incorporan en estos idiomas sin consonantes finales, se reducen a una o dos sílabas y reciben un patrón de tonos parecido a otras palabras chinantecas.

    Como en la mayoría de los otros idiomas otomangues, el verbo normalmente está al principio de una cláusula, y luego el sujeto y el complemento. Posesores, adjetivos demostrativos y cláusulas relativas siguen a la cabeza de la frase nominal, mientras que los números la preceden. Hay relativamente pocas preposiciones; en su lugar, los sustantivos poseídos expresan muchas relaciones que en otras lenguas son expresadas con preposiciones.

    Cocina chinanteca


       GASTRONOMIA CHINANTECA
          EL “CALDO DE PIEDRA”

    San Felipe Usila, Tuxtepex, Oax. - Una tradición  que se conserva en San Felipe Usila es el “caldo de piedra”: un suculento platillo, ancestral cuyo método de cocción es a través de piedras incandescentes que se introducen en jícaras de madera, donde previamente yacen los ingredientes como el pescado y camarón  que  cocinan a la vista del comensal.

    Actualmente esta tradición sigue vigente, dentro de la cultura gastronómica de esta población indígena, enclavado en esta región chinanteca, donde se habla la lengua chinanteca.

    San Felipe Usila es un poblado pequeño, que para los conquistadores pasó inadvertido, pero su gente supo guardar y vivir sus tradiciones, su lengua, y su ancestral cocina indígena.

    Destaca el señor  Bernardo Merinilla, nativo de este poblado, que el Caldo de Piedra de San Felipe Usila tiene una tradición de más de  400 años, y su mayor auge se da en las festividades de Semana Santa, ya que originalmente se prepara a la orilla del río.
    Pero comenta que, hace apenas unos días, un torrencial aguacero que cayó en la zona arrasó con los peces y camarones, por lo cual  se registró una escasez que afectó a la economía de los usilenses, pues dichos productos acuáticos ayudan a solventar a las familias.

    PREPARADO DE HOMBRES

    Este alimento es preparado por los hombres, las mujeres solo ayudan a elaborar las tortillas. Ellos se encargan de retirar las piedras incandescentes que previamente se ponen a calentar en un fogón por varias horas, es así como las piedras previamente seleccionadas en el río al estar al rojo vivo se introducen en la jícara que contienen los alimentos crudos, para que  se encarguen de cocer con burbujas de vapor que brotan dentro del recipiente a una temperatura elevada.

    SE PIDE PERMISO

    Los usileños comentan que para poder preparar el caldo de piedras, se tiene que pedir autorización antes a un “consejo de ancianos”, pero al parecer hoy se solicita a la autoridad municipal un permiso si se quiere ofrecer este platillo a fuereños, sobre todo si se prepara fuera del municipio. Porque se considera una gastronomía autentica de los chinantecos, aunque se dice que ya en la capital Oaxaqueña existe un restaurant que lucra con esta comida tradicional a un costo elevado, sobre todo porque se considera alimento ancestral.

    EL RELATO

    Según los ancianos del pueblo: “De noche las piedras echan chispas, pero de día prefieren quedarse en silencio”.

    La creencia, mística y mágica, en cuanto a su elaboración, se dice que es un “platillo de hombres”, un guiso donde las mujeres no deben intervenir en su preparación.

    Pues antiguamente los varones salían de madrugada al río a pescar las truchas y camarones, para  preparar comida fresca. Pero hoy en día alginas cosas han cambiado.

    Dice Don Bernardo que, tradicionalmente este guiso se debe consumir en familia: “en ocasiones, cuando los hijos tienen problemas matrimoniales, los padres de ambos les invitan un caldo de piedra y conviven con ellos todo el día junto al río, ahí les dan consejos y, al regresar, los problemas generalmente terminan
    PREPARADO
    Se prepara en jícaras, aunque hay vestigios que en la antigüedad se preparaba en piedras, a las que los indígenas les daban forma para utilizarlas como cazuelas, y allí mismo se preparaba el caldo.

    Se colocan los ingredientes dentro de una jícara, entre ello, jitomate picado, chile serrano, agua, hierba santa,  pescado en trozos, cebolla y epazote, todo en crudo. Luego se coloca una o varias piedras calientes al rojo vivo y en menos de dos minutos todo está cocido.

    Se colocan las piedras necesarias para que se termine de cocer el caldo, moviéndolo constantemente para que se cocine parejo, para servirlo se sacan las piedras y se introduce una nueva para que se conserve caliente al ser comido.

    Cuando el caldo deja de hervir a borbotones, se saca la piedra con una cuchara y es tradición que el que lo prepara lo lleve personalmente a la mesa: “es mi obligación dejarla en su lugar, es comida sagrada”, dicen los chinantecos.

    La jícara, donde se prepara el caldo de piedra, es producto del “árbol del morro”, y se pone sobre un rodete de hojas de carrizo, para que no se mueva y se pueda saborear a plenitud el caldo.

    Las piedras tienen que ser bien seleccionadas, no deben quebrarse en el caldo. ya que no podría ser consumido; y sólo pueden usarse una sola vez, tras ser obtenidas en el río, y en un lugar en específico.



    Costumbres chinalntecas


    Costumbres chinantecas, toda una tradición


    Indígenas chinantecos de Tres Valles celebraron la tradición y convierten velas en cirios para ofrendar a la Guadalupana.


    Las costumbres chinantecas son todo un emblema de los pueblos indígenas asentados en territorio veracruzano que continúan cultivando entre sus nuevas generaciones de esas comunidades, para celebrar la tradición tal como se observo el pasado fin de semana en El Poblado Tres, congregación de este municipio, en que unidos sin siglas partidistas.

    Con lo que llaman ellos la labrada de vela, es todo un ritual con características ancestrales, ahí se reúnen durante dos días los que profesan la religión católica, la labrada de vela se realiza 8 días antes del 12 de diciembre día de La Guadalupana, ellos ofrendan cada vela labrada que se convierte en cirio a la iglesia de la localidad para comercializarla al publico para que el recursos sea canalizado en bien del templo.

    Las labores son de mucho tiempo donde, dicen ellos, corren veladoras blancas con cera natural extraídas del panal de abejas que mantienen durante horas a altas temperaturas a base de fuego con leña, con un hilo que lo rocían hasta convertirlo en cirio, esa tradición la conservan con gran entusiasmo en su mayoría por mujeres y ancianos lugareñas.

    En cuanto a la gastronomía el caldo de Chinanteco es un platillo con carne de cerdo previamente cocinada que vierten sobre un tazón de barro que contiene el caldo cocinado a base de hierbas de guisar, pero también se deleitan con el pilte de ceso de cerdo en hoja de plátano, además de elaborar lo que llaman el Popo, una bebida tradicional de espuma que por su sabor único enriquece la tradición.

    Para cada año el consejo de ancianos nombra a un mayordomo que se encargará de organizar la fiesta, en este caso este año le toco al señor Alejandro Morales Sánchez, sin embargo también se celebrar la elección del que será mayordomo el año entrante, quedando en el servicio Vicente Valor Roldan, quien al momento invito a las fiestas del año entrante.

    Cosmogonía y religión


    La cosmogonía del grupo en algunos casos queda reflejada en los huipiles de lujo de las mujeres chinantecas. En los bordados se registra el origen mítico, la historia y la trayectoria de una familia o de un pueblo. Por otra parte, es común que la historia se transmita a través de la tradición oral. Aún cuando los chinantecos están influidos por la cultura nacional, conservan prácticas y creencias propias. Su concepción del mundo es la de una totalidad integrada por elementos que se oponen y complementan. Así, el mito del sol y la luna explica la oposición de dos mundos que
    cristalizan en el día y la noche, y diferencian lo humano de lo animal, así como lo bueno de lo malo. De esta manera, el conocimiento lleva la dualidad como base: el alma y el cuerpo son diferentes, la primera reside en el corazón, y luego de la muerte es transportada al otro lado de los mares por un gran perro negro o por una araña. Los seres sobrenaturales que rodean al pueblo chinanteco pueden ser positivos o negativos. Unos causan males y los otros son protectores, para esto se valen de personas (brujos o curanderos). Los patrones de clarificación del entorno chinanteco son una muestra de su cosmovisión que sigue conservando nombres de lugares, designaciones de elementos naturales, dueños de la naturaleza, etcétera. Las mayordomías continúan vigentes en la mayoría de los pueblos de la Chinantla.








    imagenes de la vestimenta de la cultura chinalteca







                                                                

    lunes, 15 de abril de 2013

    Los Chinantecos


    Chiantecos



    El pueblo chinanteco vive en la parte norte del estado, colindando con el estado de Veracruz, al noroeste con la región mazateca, al oeste con la cuicateca y al sur y sureste con la zapoteca, y abarcando 17 municipios conocidos como "la Chinantla"en los distritos de Cuicatlán, Tuxtepec, Choapan, Etla e Ixtlán, entre los municipios más conocidos están: Ayotzintepec, San Felipe Usila, San José Chiltepec, San Lucas Ojitlán, San Juan Bautista Valle Nacional, San Pedro Yolox y Santiago Comaltepec.

    Cuentan los chinantecos que hacia el año 1110 fueron conducidos por el rey Chinan o Quia-nan, y cansados de una vida errante, decidieron establecerse en la Chinantla. Fundaron su pueblo a semejanza de aquellos que habían dejado atrás y lo llamaron Quinantla, en memoria de su fundador y primer jefe, a quien después adoraron como dios.


    En lo que hoy se conoce como la Chinantla, en la etapa de los señoríos, entre los años 1100 y 1200, se establecieron algunos grupos de gente que venían de otros lugares. En ocasiones, estos grupos tuvieron que abandonar los pueblos fundados por ellos debido a que en la época de lluvias los caudalosos ríos los inundaban.


    Los fenómenos meteorológicos como la lluvia, los truenos, rayos y relámpagos, tenían para estos pueblos mucha importancia. Consideraban a estos fenómenos naturales como si fueran seres extraordinarios con poderes mágicos. Aún en la actualidad muchos pueblos piensan en los relámpagos y truenos como cosas mágicas.


    Los antiguos señores chinantecos, en la época de los señoríos, dividieron su territorio entre dos hermanos. El primero vivía en la región Chinantla Grande y el otro en la Chinantla Pichinche. Después de esta primera división hubo muchas otras.


    Durante 1420, el viejo pueblo de Yólox, que estaba en la Chinantla Pichinche, se separó y dio origen a dos pueblos que a la llegada de los españoles se llamaron San Pedro y Santiago. Más tarde, por una guerra civil, se separaron de éstos los pueblos de Usila, Tlacuicintlepetl, Testitlán y Macuiltianguis.
    Algunos lugares importantes de la Chinantla Grande son Cacahualtepetl, (lugar de cacao), Yetla, Temazolapam; y de la Chinantla Pichinche tenemos a Yólox, Oxitlán, Usila, Macuiltianguis.


    En 1456 (siglo XV) los mexicas empezaron a entrar a la Chinantla, primero para comerciar y luego para conquistarla. Dominaron algunos pueblos pero a otros no los sometieron nunca. Los chinantecos se revelaron siempre contra la dominación azteca. Hubo ocasiones en que los habitantes de un pueblo entero prefirieron irse a vivir a la selva para evitar caer bajo la dominación de los mexicas.


    Los mexicas se interesaban en los productos de los chinantecos para su uso propio y para comerciar con otros pueblos. La Chinantla era una zona muy rica, ya que producía algodón, tintes para las telas, como el añil y la cochinilla; cacao, pieles de animales y bellísimas plumas de aves, que por aquellos tiempos eran muy codiciadas. En los ríos de la Chinantlase encontraba oro fácilmente. Durante el siglo XV, los chinantecos, especialmente los pueblos de Tamazulapan, Zacaltepetl, Soyolapan y Ayoltzontepetl, comerciaban activamente con los zapotecos algodón, cacao, mantas y otros productos. También les intercambiaban armas. En la guerra de los zapotecos contra los mixes, la famosa lanza chinanteca fue usada por los ejércitos de Zaachila, que era el rey de los zapotecos.


    En la tradición chinanteca hay muchos cuentos y leyendas. Entre otras existe una del origen del maíz que dice así: “Al principio del mundo no había maíz. Solamente existía un solo grano. Había un hombre en el pueblo que lo ataba a un hilo de ixtle y lo dejaba bajar por la garganta, hasta llegar al estómago. Esto era para engañar a su estómago, despu´wes le jalaba otra vez para arriba. Dicen que el maíz fue traído al mundo por un pájaro cacalote que dejó caer de su boca (pico) una mazorca de maíz, y Eva del cielo lo recogió. Desde entonces la gente siembra maíz.”



    La región es una fortaleza rodeada por montañas y ríos que dificultaron su acceso durante mucho tiempo.

    Los Chinantecos en su lengua se llaman a sí mismos "Tsa ju jmí", que significa "gente de palabra antigua ", entendiéndose por ello que son herederos de un conocimiento milenario depositado en su lenguaje. En San Pedro Ozumacín, Ayotzintepec y Santiago Progreso,hay 3100 hablantes de chinanteco, de los cuales algunos son monolingües (según censo del INALI en el 2008). El pueblo más grande es Ayotzintepec, que tiene una población de más de 8000 habitantes; de los cuales muchos ya no hablan chinanteco.

    El vestido de la mujer Chinanteca es famoso por su rico bordado, que además de adornar indica el origen de la dueña por las formas geométricas. Además de la ropa tradicional, los Chinantecos tejen y bordan una gama de artículos, como mantas y manteles.